Fernandito cometió el mayor error de su vida aquella mañana de julio. Sobre la mesa del comedor había dejado aquella cajita blanca, un minúsculo receptáculo que contenía su posesión más preciada. El timbre sonó porque alguien lo pulsó a la hora convenida. Fernandito abrió la puerta. Un hombre serio esperaba sin atreverse a entrar. “¿Tiene lo mío?” preguntó. Con el alma encogida, Fernandito le entregó aquella pequeña cajita.
El comprador desapareció tras entregar el dinero sin atenerse a las buenas maneras, no mostró interés por la pena reflejada en el rostro de Fernandito y ni siquiera se despidió. El arrepentido vendedor con las manos a la espalda y apoyado en la puerta cerrada no pudo contener unas lágrimas de pena. Había cometido un error.
Fernandito había vendido su mosca de la fruta que insultaba en italiano por pagar el alquiler del mes. Con los puños en alto y mirando al cielo maldijo al vil dinero.
Y de paso a su casero.
5 comentarios:
Una mosca que hablase en cualquier otro idioma me hubiese dado igual, pero por Dios!, el italiano es el mejor idioma para insultar.
Se arrepentirá toda la vida
Sigh...
Maldito dinero
Imagine a un mosquito insultando en portugués...el efecto no es el mismo.
¡Cazzo, bella figa! exclamó la mosca al abrirse la caja y ver la seria cara de su nuevo amo.
Entonces debo creer que fue usted el comprador maleducado...¡qué vergüenza!
Mire usted, la pela es la pela, y el alquiler, o se paga, o a la calle.
Hombre ya!
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