martes, 5 de octubre de 2010

VIVA LA GENS. Estampas absurdas 3.

Observamos la escena. Un coqueto dormitorio simétrico a base de escuadra y transportador de ángulos. Cuadrado a más no poder y con unas láminas enmarcadas que podría encontrar en cualquier otra casa o establecimiento hostelero sin desmerecer. Un descalzador a la derecha, un roperito liviano a la izquierda, unos angelitos de escayola y unas alfombras peludas, de esas que parecen de jiba de camello, sólo a la venta en establecimientos de tapicerías añejas.
Completan la escena una mujer y un señor, recatados entre las sábanas y procurando no tocarse mucho, no vaya a ser que por manos del diablo les de un apretón sensual y tengamos que correr el telón.

Lo olvidaba. Los nombres a discrección, así cada uno lo bautiza como unos vecinos y se siente más identificado.

-¿No te he contado?
-Sí, me lo has dicho.
-Pero no te acuerdas.
-Pues no me lo habrás dicho entonces.
-La Olivina, la hija pequeña de los Madejos.
-No sé quién es.
-Hijo, una así alta, que siempre va a dos pasos por detrás del marido cuando van por la acera del colegio. La que estuvo hablando muchísimo tiempo con el mayor del Damián, que tenía los escalones del portal gastados de tanto esperarlo.
-Ah, ya sé quién es.
-No te acuerdas.
-Pues no, no caigo, pero cuéntame lo que sea.
-Yo te diré quién es si nos la cruzamos. Pues resulta que el primero que tuvo con el que está casada ahora...
-¿El primer qué?
-Pues el primer niño, va a ser el primer televisor.
-¡Y yo que sé!
-No levantes la voz, que están acostados.
-¿Quiénes?
-¿Te quieres quitar los cascos, dejar la radio y atenderme?
-A veeer.
-Tuvo un niño, pero todavía no se había casado con el marido de ahora. Estuvieron un tiempo en el pueblo y lo trajeron, primero era un sobrino, pero ¿cómo iban a dejar a un niño tan pequeño para llevárselo?¿en qué cabeza cabe?Resulta que luego, cuando todo el mundo lo sabía, ya daba igual y dijeron que sí, que era suyo. Un niño así pelirojo, que no tengo yo nada contra los pelirojos, un poquito malencarado, que siempre iba correteando dando zapatazos. ¡Si tú me lo comentaste un día, que dijiste con estas palabras “tanto correr el niño, que no se entretiene con nada”!

El señor muestra un evidente cruce de líneas entre el árbol genealógico de los extraños y el resultado del partido de liga del extremadura, un locutor susurra en su oído, premiando la desobediencia ante la petición de la mujer.

-Ya.
-No caes.
-Es igual, que sí, que me suena.Ya me acordaré.
-Bueno, pues resulta que después de todo, no era de este. Que era del Damián.
-Pero qué desvergüenza, qué desfachatez, ¿dónde nos lleva este malentendido sistema de libertades?
-Más o menos lo que dijo Luisa en la carnicería.
-No, es que sabes que estas cosas se me llevan los demonios. Es que esta gente nueva actúa sin mirar para adelante. Con los bueyes por detrás de la carreta. Y sin pensar en consecuencias. Ya está, sin pensar, para qué.
-Ahora no se sabe si el niño es sobrino, si es de uno, si es de otro.
-¡Con razón corría! No es de extrañar, ¡yo también correría todo el día si mi familia estuviese tan desestructurada! ¿Esa es la base ética y moral que estamos dejando a las personas del mañana?
-Tienes maneras de ministro.
-Bueno, que si yo pudiera, si me dejaran, en un tris arreglaba esto.
-Oye, lo que me comentabas antes, eso que me tenías que contar.
-¿El qué?
-No empecemos, me has dicho no se qué de los tipos impositivos.
-Ah...no caigo.
-Sí hombre, que lo has dicho como molesto.
-Como no sea la subida interanual del diferencial de los créditos.
-Sí, eso me parece que me has dicho.
-Lo estaban diciendo en la tele antes de acostarnos.
-¿Y con eso sube la hipoteca?
-¿Y con qué no sube?
-Claro, yo es que pregunto, como de esas cosas no me entero...
-Ya mujer, cualquiera entiende...un par de carreras hacen falta. Encima, como está todo...
-Cuesta arriba.
-Ya ves.

Silencio denso, de poder comerlo a cucharadas.

-Pero la Olivina...menudo elemento.
-¡Y se la ve así tan callada, que engaña, se cree uno que va a ser de esas de no hacer nada y al final mira tú si hace y sabe hacerlo! Porque no me vengan con que no sabía como se hacía y qué iba a pasar, que a estas alturas con la información que hay...demasiada.
-Pero del diferencial del crédito...
-Ya preguntaré en el bar.

La señora entorna una revista de prensa del páncreas que ha estado ojeando y yo como dramaturgo de chichinabo he olvidado mencionar.

-Mi marido estará al llegar.
-Pues será cuestión de ir subiendo a casa.
-Llévate un cartón de leche de la nevera para el desayuno.

Aparece en escena un señor encorbatado.
-Tienen a su disposición unas neveras de bajo consumo en la planta tercera, junto a los maceteros.
-¿Cree que es lo más lógico reunir en ese pequeño espacio dos mercancías tan distintas teniendo como tienen una gran superficie comercial, que el mismo nombre ya da pistas?
-Quizás tenga razón.
-¿En lo de las mercancías?
-¡En todo señora, en todo!

Doble tirabuzón y telón. Los personajes saludan cogidos de la mano, menos el marido, que al ser un ente sobre el que sobrevuela toda la trama pero de manera sobreentendida no saluda ni cobra. Ni tiene frase, que eso es lo que peor le viene a un personaje inexistente.

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