jueves, 8 de octubre de 2009

NO DECLARARÁS LA GUERRA AL VECINO DEL QUINTO.

Piénselo. Me refiero a que lo piense a fondo, no como cuando desde el televisor le animan a pensar la respuesta correcta a la pregunta “¿qué marca de puros fumaba el Vizconde Arnoldo en la Batalla de Portugalete?”. Reflexione.

Como persona individual archivada usted solo, con la familia o con leche, vive en un edificio. Una gran solución para ahorrar espacio. Y ahora, piénselo. A su lado, arriba o abajo, vive una persona en un piso similar en disposición al suyo, por no decir igual. Y con una espiral genética como esa que usted, sin saberlo, lleva dentro.

Pero esto es de otro curso. No entra en examen.

Piense que su vecino vive en un universo paralelo al suyo. Todo es igual. El ángulo de visión de la calle sube o baja unos grados, pero en el caso de dar a un patio o a un descampado es lo de menos, vamos, que ver la rata de las doce desde su ventana con o sin patas no tiene mayor importancia.

En ese universo paralelo, existe un señor con unos señores padres, una señora con unos señores suegros, unos niños, un canario, un abrebotellas y demás fauna familiar. Esa esquinita del salón, esa columnita pegada a la pared es un poco más gruesa, sí, cosa de los arquitectos, son muy suyos. Las diferencias acaban ahí.

En ese desquiciante universo paralelo, tan parecido al suyo de usted, el vecino decidió pintar las paredes de color malva. Su vecino no, la señora de su vecino, las mujeres eligen los colores porque vienen más preparadas de serie. Pero a fin de cuentas su vecino dio conformidad.

Y cuando un hombre da conformidad a los deseos de su mujer, es como si la orden fuera suya. Más le vale pensarlo así.

En la entradita ese vecino suyo con gafas no puso un mueblecito con figuras. Decidió poner un espejo. Para verse salir a diario a la hora del trabajo y despedirse de sí mismo. O para verse llegar del trabajo y contar entre los dos, él mismo y su reflejo, los días hasta el fin de semana, las vacaciones o la jubilación.

Según la edad uno va cambiando los plazos.

Decidió, no como usted, poner el salón orientado al norte. ¡Qué locura!. Si usted sabe que su salón está orientado al oeste, y ese si que está bien orientado. Al norte...sólo a su vecino se le ocurriría orientar el salón al norte. Claro, como está loco...

A cada cual le parece que los andares y los procederes de su convecino, ese que tenía patillas cuando vino a comprar la casa y ahora las ha perdido, no tienen fundamento. Cenan a las diez, porque por las cañerías de la cocina los oye lavar los platos a esa hora. Tienen una sobrina que cada vez que los visita corre por el pasillo. Tienen un perro...¡yo nunca tendría un perro! Se dice a sí mismo y a todo el que le quiera oír ( o escuchar si es amable ) a la hora de la cena. A las nueve. Porque en su casa se cena a las nueve. Es la hora de cenar de siempre.

Comparte con usted muchas cosas. Espiral genética, como hemos dicho, con leves matices. Bajantes. Presidente de la comunidad. Administrador. Suelo, techo o paredes según el caso. Portal. Felpudo del portal en días de lluvia. Embrujados hilos que suministran electricidad. Todo.

Salvo costumbres.

Mientras usted está en esas, restregando una zapatilla contra otra en vez de acariciarse la barbilla sutilmente como buen pensador, ese ser extraño que un día apareció con gafas ¡seguramente por llamar la atención!, y consumidor habitual de crispis de maíz cuando en casa se desayuna desde siempre pan con aceite, ese señor, en su salón orientado al norte, juega con el mando a distancia y piensa en lo extraño que resulta que usted, su vecino, tire la basura los martes por la noche antes que nadie.

Y sospecha de usted. Sospecha que está loco.

Porque en su casa siempre se ha tirado la basura los martes a las once.

2 comentarios:

noveldaytantos dijo...

De hecho muchos vecinos tiran la basura a la hora que les pasa por los cojones, minuto arriba minuto abajo. Y claro, debe ser por eso que todos menos yo están locos.
Es curioso, pero si me pongo a pensar soy capaz de ello. Nunca lo hubiese imaginado.

Mr.Incógnito dijo...

El tema de el depósito de residuos sólidos en la vía pública ha sido, como bien sabrá, constante causa de guerras fraticidas. Algo atávico en el mamífero a dos patas medio.