lunes, 19 de noviembre de 2007

POLICIAS IMPORTADOS DE HOLLYWOOD.

El subinspector de la policía metropolitana de Nueva York, Michael Leeland entró en el despacho del comisario jefe Malone....

Digo, amigo, que Leeland, que para más señas es usted, entró en el despacho...

-Usted perdone, que se me había largado el santo al cielo.

Cerró la puerta tras de sí con cuidado de no pillarse los dedos...vale, demasiado tarde...ande, vaya a echarse agua fresca, no se preocupe, lo espero...que remedio me queda, sin usted no anda esto.

¿Ya?, con tantas interrrupciones va a quedar una novela gordísima..mejor, será un bestseller con muchas páginas que la gente comprará porque lo ve grueso y con muchas letras...y haga el favor de sacarse la mano de debajo de la axila, séquese en el pantalón como todo el mundo...genial, ahora parece que ha tenido una fuga, bueno es igual, esta parte la eliminaré del borrador final y no quedará usted como el patético que es... no me haga pucheros.

Sigamos. Leeland, con una expresión en el rostro que revelaba que si no lo sabía todo tenía facilidad para inventar cosas esperaba las noticias por parte del comisario jefe.

-Leeland, tengo al gobernador sobre mis hombros.
-Sí, lo veo, que bien le salen los malabarismos con tazas al condenado.
-Tiene que encontrar a ese ladrón psicópata asesino en serie cotilla apodado Ramono
-Es un caso dificil señor.
-¡Maldita sea Leeland!
-Señor...yo...
-Con su pesimismo ha hecho llorar al gobernador y se le han caido las tazas...menudo desastre.
-Lo siento señor gobernador. Verá, lo busco y no lo encuentro. En el informe consta que cuando tiro la basura o voy a hacer la compra miro a un lado y a otro de la calle a ver si lo localizo...
-Pero si no tenemos su descripción, sus víctimas una vez fallecidas no cooperan demasiado con los agentes.
-Claro..va a ser por eso por lo que no lo veo, pero el si me conoce a mí, y su sola expresión bastará para atraparlo. Sólo tendré que mirarle a los ojos y lo sabré.
-No, no creo que lo conozca a usted.
-Bien, se está complicando la investigación.
-Leeland, sabe que lo quiero como un hijo...
-En parte porque usted es mi padre.
-Sí, en parte por eso, a usted no le importaría, digamos, ¿declararse culpable?...
-Hombre, por mi parte no hay problema, yo con tal de ahorrar papeleos, pero claro, a lo mejor el asesino de verdad se enfada... Hay otra posibilidad señor.
-Dispare...¡aparte ese arma!, ¡en sentido figurado!, desembuche.
-Podríamos cerrar el caso y asegurar que los crímenes son falsos.
-Es arriesgado...¿cómo lo haríamos?
-Podríamos decir que es una estratagema sutil de los comunistas para desestabilizar el ideal de seguridad de esta nación. Además, por la forma de sonreir, el gobernador está de acuerdo conmigo. Y ya no se le caen las tazas.
-Ahora recuerdo porqué te contraté.
-Porque mamá te obligó...te dejó sin relaciones conyugales quince minutos.
-Maldita sea, no me lo recuerde.

Este texto esta basado en hechos reales. La investigación ejemplar del detective Leeland y su padre Austin Malone....maldita sea...aquí hay un pequeño fallo...deberían tener el mismo apellido...bueno...quizás así sea mejor...esto despistará al lector....a lo que íbamos, la labor policial llegó a esclarecer la realidad de que en realidad no había caso alguno, por lo que a los agentes que habían colaborado en la investigación se le descontó la fracción porcentual del sueldo correspondiente a los quince segundos en los que trabajaron en el caso.

Leeland hoy en día vive muy retirado de sí mismo y no se da los buenos días.

El comisario Malone se compró una bicicleta estática. Actualmente la usa para colgar la ropa que se pondrá al día siguiente.

Algunos nombres propios, así como calles...que ahora que caigo no salen...y cargos de instituciones se han mantenido con fines dramáticos. De la misma manera, se han introducido algunos giros dramáticos para conservar el anonimato de los afectados.

Yo soy el asesino psicopata ladrón acusica...¿qué creían? ¿qué no había una sorpresa final?...pues no, es imposible, no pude ser yo, el día en que rodaban este spot yo estaba en casa poniéndole nombre a un ficus...adelante, le pueden preguntar a él, responde al nombre de Ignacio.

Fin

Mucho se tiene que torcer la cosa para que esto no se convierta en best-seller.

2 comentarios:

Luigi dijo...

Hacía tiempo que no vivía con tanta pasión un relato tan pleno de suspense, ansiedad e incertidumbre.

Esta forma tan sublime de no desvelar el misterio hasta un final tan sorpresivo como inesperado es digno de figurar entre las más ilustres obras de la novela negra.

Acepte un humilde consejo. Espero que su próxima obra, sea algo más escueta. Su narrativa es tan intensa e hinóptica que impide al enganchado lector parar de leerla durante días y noches hasta el final. Sin tiempo tan siquiera para aliviar la vejiga.

Mr.Incógnito dijo...

Amigo, cuando publiquemos la enciclopedia enciclopédica Espesa del conocimiento inútil, tendrá usted que renunciar a la vida social, a salir a la calle y a ver películas checoeslovacas con su señora suegra.

Ahora le oigo saltar de alegría desde aquí.