viernes, 11 de junio de 2010

ESTAMPAS ABSURDAS.

- Anestesista tenías que ser –le dijo el personaje femenino al masculino en plena deconstrucción inconexa.
- Porque no me cogieron para antenista. –dijo él al sentir que le tocaba.
- Eres muy aburrido.
- Como no me lo digas entre exclamaciones no me va a entrar en la cabeza, ya me conoces.
- ¡Eres un soso!
- Ya puedo ofenderme por esa opinión que me retrata y que me asusta afrontar.
- ¿Ves?, ese es el problema, diseccionas, comparas, relativizas, adoctrinas y al final, ¿qué?, otra tarde de bronca sin bronca.
- Pero mujer...
- Ni mujer ni hombre –calló, temiendo descubrir su secreto y que dejara de ser secreto. Y suyo.
- No, digo que esto va a parecer un sainete.
- Ni sainetes ni peinetas. No podemos seguir así.
- O en el peor de los casos un número de vodevil.
- ¿Tengo pinta de vicetiple?
- Hombre, con esos tacones...
- ¡Vaya, ahora son mis tacones! ¡ahora la culpa de todo la van a tener los tacones!
- Eso y las plumas. Y la diadema en otro color podía pasar, pero es que brilla tanto que la veo desde ayer.
- Que ya es ver...¿en serio crees que me he pasado con estas pintas?
- No no no...bueno, no para ser starlette. Para administrativa quizás, pero vas propia para la farándula.
- Así que no vamos a discutir aunque salga a la calle con esta facha.
- Hombre, discutir, si al final vas a seguir pensando lo mismo, discutir es una pérdida de tiempo. Y a lo peor me acabo convenciendo a mí mismo de lo contrario.
- No sería la primera vez.
- No sería, no.
- Creo que...
- No lo digas, ¡te suplico que no lo digas!
- Creo que vamos a tener que dejarlo.
- Creí que me ibas a llamar soso. Sí, vamos a tener que dejarlo, lo supe desde el momento que te conocí.
- ¿Hará cinco minutos?
- O menos. O siete.
- Compréndelo, es por ti, una afamada artista de variedades y un anestesista...
- Siempre quise ser antenista.
- Quizás no es tarde, podrías intentarlo...
- Si ahora va todo por satélite. Sólo me queda dormir a moribundos.
- ¡Qué vida esta!
- Quita quita, para que sea otra, de esta nos sabemos las reglas.
- Entonces, esto es un adiós.
- Sí, seguiré buscando la calle Trinchamuelles yo solo, siento haberla molestado.
- ¿Ahora me hablas de usted?
- ¿No hemos roto?, pues eso.
- Pero yo nunca te olvidé.
- No te dejé tiempo.
- ¿Ves? Ya estamos, es que no se puede discutir contigo.
- Ahora, si me disculpa, tengo una cita con el destino.
- Antes de marcharse, ¿puedo hacerle una pregunta?
- Dígame.
- ¿Esto no será un trasunto de guión más sesudo, de personajes planos acunados por el absurdo, inmersos en una vida que no comprenden?
- No creo. El autor no da para tanto.
- Ya...
- Si acaso, por casualidad...pero a sabiendas no. Vamos, no creo.
- Siempre te recordaré.
- Y yo siempre fingiré haberte olvidado.
- Buenas noches.
- Adiós, vicetiple de mi páncreas.


Telón. Ahora es cuando usted aplaude o jura odio eterno al autor.

No hay comentarios: